Soberanía pedagógica
Memorias, identidades, comunidades, territorios
XXI Congreso Pedagógico 2016
ESCUELA CRÍTICA Y EMANCIPACIÓN
REGISTROS PEDAGÓGICOS Y SU POTENCIA TRANSFORMADORA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Ponentes: María Alejandra Gils y María Mercedes Yanez
Título: Apostando a la escuela pública con propuestas innovadoras: las instalaciones
Maestras comprometidas con la educación pública
Somos maestras de Educación Inicial. Luego de haber transitado un camino en la educación, tanto en el ámbito privado como en el público, hemos elegido ser docentes de este último. Apostamos a una escuela pública de calidad, justa, comprometida. Nuestros hijos, sin dudarlo, asisten a la misma ¿Acaso ésta es pensada como de menor calidad que la de gestión privada? ¿Nuestros alumnos y nuestras alumnas no tienen el mismo derecho a una educación integral de calidad?
Creemos que la escuela tiene que contribuir al pensamiento crítico que valore a todos los niños y las niñas; ser un sistema igualitario que no estigmatice a pobres y humildes para que los mismos no reproduzcan la biografía de sus padres ¿Este pensamiento servirá para no reproducir desigualdades?
Desde aquí nos situamos como maestras convencidas y comprometidas, para contribuir al crecimiento de la escuela pública a través de la fomentación de un pensamiento crítico, reflexivo y emancipador. Nuestros registros pedagógicos se basarán en este tipo de pensamiento desarrollando las capacidades de motivación y de creatividad en nuestras propuestas áulicas. Serán actividades innovadoras en cuanto a las formas de enseñar y de aprender. Pero ¿Por qué elegimos las capacidades de motivación y creatividad? ¿Cuáles son las actividades innovadoras que proponemos?
Trataremos de resolver estos interrogantes o simplemente abrir temas de debate y discusión mediante esta propuesta que deseamos compartir, llevadas a cabo en el transcurso del presente año escolar.
En defensa de la escuela pública
Como hemos mencionado anteriormente, estamos convencidas de que el sistema educativo público es valioso y trabajamos a diario para brindar una educación integral y de calidad. Creemos que hay una estigmatización, que parte de la sociedad piensa que las escuelas de gestión privada están por encima de la pública en cuanto a calidad.
Nuestro sistema nos exige una capacitación constante: postítulos, cursos, antecedentes culturales y pedagógicos, congresos y jornadas, capacitación en servicio y las constantes nuevas exigencias por parte de la supervisión para cambiar miradas, repensar, desnaturalizar, dejar de lado los estereotipos. Así nos encontramos con listados por orden de mérito y cursos que se tienen que aprobar para ascender a cargos de conducción. En tanto, en la gestión privada ¿Existen los mismos requisitos?
Maestras motivadas y creativas
En esta constante capacitación, ir y venir de maestras, directoras y supervisoras, estamos al alcance de nuevos aprendizajes ya que se comparten experiencias mediante conversaciones, observaciones, en búsquedas por motivación personal o por exigencias de superiores. ¿Ocurrirá algo similar en el ámbito privado? ¿Qué tanto más se asegura la continuidad y permanencia de maestros, equipos directivos, etc.? ¿Y esta permanencia cómo se enriquece?
A partir de nuestras experiencias y formaciones nos encontramos con dos capacidades que creemos importantes para un trabajo innovador: la motivación y la creatividad. Creemos que las mismas contribuyen para que en la escuela pública se siga actualizando, trabajando, se piense y se repiense…
Afirmamos entonces que a partir de la motivación se estimula la capacidad de aprender; pero para alcanzarla hay que trabajarla desde los deseos del alumno, los intereses y así poder no sólo lograrla sino también generarla.
Debemos buscar estrategias para motivar, y aquí entran en juego las actividades novedosas y creativas para estimular a los niños y no caer en la monotonía y el aburrimiento.
En cuanto al desarrollo de actividades innovadoras, por supuesto, es muy importante tener en cuenta al grupo frente al que nos encontramos, su realidad, sus intereses e inquietudes y el contexto en el que se encuentran a la hora de elaborar las propuestas.
Para innovar creemos que es necesario el trabajo en equipo para sostenerse, pensar, repensar, dividir tareas, buscar soluciones, corregir errores. La organización es fundamental, la cual guía el trabajo. La participación, la escucha y el respeto al otro son indispensables.
Instalaciones: Una gran experiencia innovadora
Según J. Abad Molina “….Las instalaciones permiten a los niños crear un espacio en el que las relaciones humanas desempeñan un papel fundamental, ya que durante su desarrollo pueden surgir conflictos que ellos mismos habrán de solucionar y/o negociar; tomando así mismo al arte comunitario como aquel llevado a cabo por un grupo de personas.” Asimismo N. Bourriaud sostiene que “algunas manifestaciones de Arte Contemporáneo pueden ser integrados en la escuela infantil para la innovación educativa y como modelo de desarrollo comunitario, al entender que las relaciones humanas (los intercambios, las invitaciones, los encuentros, los acontecimientos, las celebraciones, etc.) pueden ser también susceptibles a determinar una producción artística”.
Normalmente los niños comienzan a experimentar con el material de la instalación de manera individual y cada uno crea su propio espacio. Sin embargo, a medida que la instalación se va transformando, se dan cuenta de que sus espacios se juntan con los de los otros niños y comienzan un trabajo de colaboración en equipo.
Un elemento característico de las instalaciones es el juego espontáneo que surge naturalmente en los niños. De acuerdo con A. Badiou (2008), el juego para los niños “es una manera de obtener placer” y por ello les permite crear libremente la realidad que desean y transformarla. Así entonces, el juego permite a los niños “comunicarse, expresarse, crear y pensar a través de la función simbólica”, lo cual hace que sean ellos mismos los protagonistas de su proceso de aprendizaje y, a través de la experimentación e interacción con los elementos que forman parte de la instalación, construyan sus propios aprendizajes significativos.
Las instalaciones constituyen espacios de experimentación y transformación en los que los niños, a partir de objetos sencillos y atractivos, van construyendo sus propios conocimientos. “...posibilita la implicación corporal de los niñas y los niñas, facilitando la construcción de la identidad y la apropiación del espacio, ya que en la acción siempre hay emoción”. Además, promueven acciones de exploración y apropiación de los espacios, desplazamientos y recorridos, juegos basados en la aparición o desaparición, en llenar o vaciar, agrupar y dispersar, realizar nuevos órdenes y posibilidades, narrar sus propias historias, etc.
¡Manos a la Obra!: Instalaciones, una gran experiencia en sala de tres
Compartimos la siguiente experiencia pedagógica llevada a cabo en sala de 3 años en un jardín de jornada completa turno tarde, relacionando así las instalaciones con el ámbito educativo.
Elegimos instalaciones para enriquecer el trabajo realizado durante la primer parte del año. A través de las instalaciones de laberintos buscamos un acercamiento a distintos objetos para que los niños y las niñas puedan descubrirlos, manipularlos, y explorar sus posibilidades. Utilizamos objetos como: piedras, hojas de árboles, ovillos de lana, pelotas pequeñas, almohadones, cajas, papeles, plumas, espejos, linternas, esponjas, rollos de papel, etc.
En una primera propuesta frente al grupo, uno de los propósitos fue brindar la posibilidad de que los alumnos descubran los significados y gocen de diferentes formas de representación. De allí se consideró de gran importancia la integración de las artes en las actividades curriculares, ya que las mismas contribuyen al conocimiento, comprensión, apropiación y valoración crítica de las diversas manifestaciones, tanto artísticas como culturales. Luego de que los niños realizaran un proyecto anterior de “refugios”, pensamos crear un espacio (con las instalaciones) donde poder trabajar el “adentro” y el “afuera” con ellos, con lo cual, un laberinto parecía cumplir con la condición de ser un espacio cerrado, y por otro lado permitirles la posibilidad de desplazarse a medida que producían sus obras.
Comenzamos armando el espacio de la sala, preparando un recorrido-laberinto con cajas grandes.
En la primera actividad, se dispersaron algunos materiales, dentro de bolsillos en los laterales de las cajas o sobre el piso. Entre ellos había distintos: elementos de la naturaleza, diferentes tipos de papeles, lanas e hilos. El grupo una vez convocado, escucho atento las indicaciones para comenzar a jugar. Entre otros se indagó si alguien conocía un laberinto y si existía un solo tipo. Se observaron diferentes imágenes de ellos y luego se colocaron en rincones. Se permitió el ingreso al mismo por distintos lugares respetando las entradas y así comenzaron a explorar los materiales y realizaron distintas acciones como pintar, pegar, colgar y enhebrar en los diversos pasillos del mismo.
La importancia y el cuidado de los materiales eran muy importantes y trabajamos en ello. Los niños se convirtieron así en exploradores. Cada uno bolsitas, recolectaron objetos encontrados por el camino. Al finalizar el tiempo acordado, compartimos los tesoros encontrados a lo largo del recorrido.
Ya en la segunda actividad, una vez convocados, marcamos cuatro sectores con los materiales recolectados y clasificados en la primera propuesta. En esta oportunidad sólo utilizando algunos de ellos. Propusimos entonces colgar algunos materiales o pegar otros en las paredes del laberinto y también en los techos. Haciéndoles saber que podían solicitar ayuda si era necesario. Indicamos los lugares dónde se encontraban los elementos como potes de pegamento, etc. Cada niño pudo elegir el sector en el que prefería comenzar. Luego cambiar a otro sector si lo deseaba. En el patio, intercambiamos lo que nos asombró de la experiencia.
Materiales diferentes se encontraban en la siguiente propuesta. En este caso, en los cuatro sectores se distribuyó distintos tipos de papeles (de diario, afiche, revistas, resmas, glasé, barrilete, etc.) cortados en tiritas, cuadrados o arrugados. Cada uno en un sector determinado. Exploramos el papel. Indagamos sobre lo que conocían. También se acompañaban imágenes en los laterales. Propusimos entonces intervenir en el espacio de las paredes pegando los mismos.
La intervención a la que fueron invitados en los días posteriores, se produjo de manera distinta para poder trabajar en la parte externa del laberinto. En este momento, las puertas se encontraban cerradas, sin poder acceder al interior, Y con pinceletas, bandejas y témperas trabajaron en “manos a la obra”. Se dispusieron mesas donde colocar los materiales y así los niños pudieron trabajar con comodidad. Diferentes sentidos, distintas posiciones permitieron que observemos en ellos acciones muy diversas: entusiasmo, autonomía, asombro, superación de obstáculos, etc.
Propusimos, en nuestra última vivencia, recorrer el laberinto y observar las intervenciones que ellos mismo hicieron a lo largo de la secuencia, para ello ofrecimos visores y linternas que nos ayudaran a focalizar la observación. Sentarse frente a las imágenes o frente a sus producciones, mencionando aspectos de ellos que no hubieran apreciado, ayudándolos a intentar expresar con palabras aquello que apreciaban. Como cierre final repasamos toda la experiencia, las intervenciones, las dificultades, etc.
El período de implementación de esta propuesta se extendió por cuatro semanas, con dos actividades en cada una de ellas. El espacio en el que se desarrolló fue en todas las ocasiones, la sala. No así para los momentos de presentación y cierre. El armado y desarmado del laberinto resultó más ágil con el correr de las actividades. Fue necesaria la ayuda de distintos miembros de la institución. En el desarrollo de las actividades, momento en el que el grupo puede introducirse en el laberinto y realizar distintas acciones a lo largo de la secuencia, recorrerlo, explorarlo, intervenirlo a través de producciones, etc., las consignas de estas actividades anticipadas, se expresaron en un lenguaje que siempre intentó ser claro y comprensible para los niños. Con un clima de absoluto interés, entusiasmo y disfrute de estos en los cuales se los observaba concentrados, dispuestos y atentos al participar.
Cada una de las posibilidades ofrecidas permitió a los niños: observar producciones propias y ajenas, expresar pensamientos y emociones que ellos mismos producen, realizar un recorrido con diferentes modos y acciones, intercambiando con sus docentes y compañeros. Ingresar, retroceder y volver a ingresar en un “estado de encuentro con el otro”, posibilitando la implicación corporal de los niños generando la apropiación del espacio, distintos desplazamientos y juego espontáneo.
A modo de conclusión….
Esta era nuestra primera experiencia implementando instalaciones. Nos resulto un desafío que queríamos afrontar sabiendo que debíamos superar varios obstáculos. Sabíamos que íbamos a tener que probar, pensar, repensar y corregir. Necesitábamos de la colaboración de compañeras y auxiliares tanto para el cuidado del grupo como para el armado/ desarmado de las instalaciones.
Crear el clima adecuado con los alumnos era indispensable: música suave, intercambios, intervención necesaria.
Fue mucho esfuerzo pero conseguimos grandes logros. Lo más gratificante fue ver a lo largo de toda esta propuesta, cómo los niños lograron disfrutar a través de los materiales y elementos incorporando individual y grupalmente experiencias únicas y enriquecedoras, creando cada niño su propio espacio y transformando luego la realidad que lo rodeaba, proyectando e internalizando cada vivencia a su propio ritmo.
Y finalizamos repensando las palabras de Vigotsky (un autor tan trabajado en estas constantes capacitaciones) quién manifestó que “…los ambientes educativos que mejor “andamian” o sostienen el proceso de construcción del conocimiento son lo que ajustan continuamente el tipo y la cantidad de ayuda pedagógica a los progresos y dificultades que encuentra el alumno en el transcurso de su aprendizaje.”
Bibliografía
Abad, J Arte comunitario en la escuela Infantil.
Akoschky, Judith y otros (2000): Diseño curricular para la Educación Inicial. Marco General, Buenos Aires, Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Bourriaud, N (2007) ”Estético relacional”, Adriana Hidalgo Editores.
Primera infancia y educación recuperado de http.//www.oel.es/educaciónartística/primerainfancia/documentación_artistas.php Página 3.