Soberanía pedagógica
Memorias, identidades, comunidades, territorios
XXI Congreso Pedagógico 2016
ESCUELA CRÍTICA Y EMANCIPACIÓN
REGISTROS PEDAGÓGICOS Y SU POTENCIA TRANSFORMADORA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA
Ponente: Leandro Michinski
Título: Pintemos la cancha
¿Delimitar la Cancha?
En el marco de una propuesta emancipadora este nuevo proyecto busca integrar contenidos diversas áreas en un proyecto que culmine con la transformación de un espacio de uso cotidiano.
Uno de los deportes que mayormente trabajamos en la escuela primaria es el handball, los niños y niñas de la escuela participan en sexto y séptimo grado en torneos interescolares organizados por la supervisión y/o encuentros entre 2 escuelas cercanas.
Conocer el terreno de juego es uno de los contenidos específicos primordiales y la mejor forma de conocer es haciendo. La propuesta de delimitar la cancha de mini-handball nos obliga a investigar conocer y reconocer el terreno de juego, no de forma teórica sino desde la práctica, desde la necesidad de conocerlo para poder marcarlo y adaptarlo a la disponibilidad espacial del gimnasio de la escuela.
Por otro lado permite trabajar contenidos específicos de otras áreas, como formas geométricas o escalas, y contenidos transversales de manera directa.
Al llevar a cabo el proyecto el espacio cotidiano sufre una transformación. Este espacio tendrá una significación distinta tanto para los niños y niñas que participaron activamente como para toda la comunidad educativa
Pintar con sentido
En el marco de las “nuevas” corrientes pedagógicas hace tiempo que vengo replanteándome mi práctica docente habitual.
Uno de los contenidos a trabajar en el segundo ciclo y especialmente en sexto y séptimo grado es “Los campos de juego de los minideportes” y este contenido es fundamental para que lxs niñxs puedan orientarse en el campo de juego y conocer las limitaciones que el mismo les presenta. La enseñanza de este contenido se convertía en algo tedioso tanto para lxs niñxs que estaban apurados por ir al gimnasio como para mí que sentía que no lograba captar la atención de ellxs.
“Pierden los niños el tiempo leyendo sin boca y sin sentido pintando sin mano y sin dibujo calculando sin extensión y sin número. La enseñanza se reduce á fastidiarlos…” (Rodríguez, Simón Escritos de Simón Rodríguez, 3 vols. Caracas, Imprenta Nacional, 1954.) “Para Rodríguez la educación no debía ser teorizante, memorística, repetitiva. Creía en la vinculación con el trabajo, con el hacer, con la experiencia.” (Especialización Docente de Nivel Superior en Educación y Derechos Humanos (2016). Pensamiento Pedagógico Latinoamericano: Clase 02: El origen del pensamiento pedagógico latinoamericano. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Deportes de la Nación.)
En mi recorrido formativo (que sigo atravesando) ésta clase despertó una posible solución al problema planteado, las líneas de la cancha estaban bastante despintadas lo que dificultaba aún más la enseñanza del campo de juego. Si les propongo a lxs chicxs pintar la cancha ellxs necesitaran conocer las medidas y detalles, ante esta necesidad podrán entender para qué están esas líneas y lo que nos permiten o nos prohíben hacer durante el juego. La duda fue si éste era un proyecto viable, ya que además de la preparación después necesitaríamos tiempo y dinero para culminar el proyecto.
Creciendo juntos
Lo primero que hice fue proponérselos a mis colegas de plástica, tecnología y a la maestra de grado. A los tres les pareció un buen proyecto con la dificultad que el pintado no podía ser hecho por lxs alumnxs debido al tipo de pintura que se utiliza que tiene componentes tóxicos. Luego hable con las autoridades que sin ninguna certeza me dijeron que sí, que después hablábamos con la cooperadora para comprar la pintura. Con ciertas dudas, por último, le transmití la propuesta a lxs niñxs de séptimo (junto con la profesora de tecnología) aclarándole que quizás no podíamos ponerlo en práctica porque no dependía de nosotros la compra de la pintura y encontrar el momento adecuado para hacer la intervención en ese espacio de uso común.
Les pedimos a lxs chicxs que dibujen el plano de la cancha real y luego medimos el espacio disponible entonces encontramos la necesidad de reducir el tamaño ya que las medidas oficiales del mini-deporte excedían el tamaño del gimnasio. De esta manera se les explicó cómo crear un plano y reducir a escala (Contenido específico de Educación Tecnológica y Cs. Matemáticas “planos y escalas”).
Una vez terminados los planos el profesor de Ed. Plástica nos explicó (a lxs niñxs y profesorxs) las características de la pintura, el tratamiento que debía llevar el piso previo a la demarcación y la necesidad de un tiempo de secado posterior a haberlo pintado. Este proceso que utilizaba materiales tóxicos, limitaba la participación de lxs niñxs por lo que tuvimos que dividir el proceso buscando la mayor participación posible de lxs niñxs.
Decidimos que ellxs podrían hacer la demarcación con marcadores indelebles y colocar la cinta de enmascarar y los adultos pasaríamos el ácido para preparar el piso y la pintura.
El primer año que pusimos en marcha el proyecto (2015) no pudimos concluirlo, porque no encontramos un tiempo y momento para inhabilitar el gimnasio.
Al año siguiente yo, personalmente, no iba a repetir el proyecto ya que creía que estaba destinado a no poder concluirlo. Fue la profesora de Tecnología quien me insistió en repetirlo y si no se podía concluir con la pintura lo dejemos terminado hasta la parte que los chicos podían participar (demarcarlo con marcadores indelebles) repetimos el mismo proceso que el año anterior, dejamos que ellos mismos descubran que el espacio disponible era menor al que se necesitaba, se dibujaron los planos y se hizo la reducción a escala.
En ese año (2016) pasaba por la escuela la bandera olímpica (proyecto impulsado por la supervisión) este fue un motivador necesario para concluir el proyecto antes de una fecha estipulada. Junto con la dirección estipulamos 3 días convenientes para que el gimnasio no se utilice. La directora consiguió un presupuesto de pintura, yo averigüé otros 2 y compramos el más económico de los 3. Se compraron los materiales necesarios para la demarcación (cinta de papel, pinceles, rodillos, solventes, ácido). Lxs auxiliares de maestranza se encargaron de desocupar el espacio y limpiar el piso. Para disminuir o evitar imprevistos tuve que pensar en los detalles y como solucionar de manera fácil y económica ante la falta de materiales específicos, por ejemplo no teníamos un metro lo suficientemente largo para medir las distancias que proponían los planos. Lo que hice fue tomar una soga que sacaron del mástil para izar la bandera y le hice marcas a los 0,5; 1; 3, 6, 7, 9 y 10 metros que me permitirían medir grandes distancias (sin mucha precisión pero de forma fácil).
En el proceso de demarcación y pintura, los niñxs y adultos nos fuimos topando con problemas a resolver, la mayor parte de ellos estaban previstos y eran valiosas situaciones de aprendizaje. Por ejemplo
Profe: La línea lateral debe medir 21 metros
Al A: ¿Cómo la medimos?
Profe: ¿Que les parece si utilizamos la soga que traje? Hagamos 2 grupos, ustedes midan la de ese lado y ustedes la del otro lado
Grupo 1: La línea llega hasta aca.
Grupo 2: A nosotros nos queda por aca
(No coinciden las distancias)
Al B: Y si contamos las baldosas para que sean las mismas de los 2 lados
Profe: ¿Cuántas baldosas debemos contar?
Al C: ¿Cuanto mide cada baldosa?
(Le doy el metro)
Al C: 30 cm. Si cada baldosa mide 30 Cm… ¡hagamos la cuenta!
Al D: (con calculadora en mano) 700 baldosas
Profe: ¡Dale! Ustedes cuenten de ese lado y ustedes del otro
De esta manera, por ejemplo, tuvieron que utilizar conocimientos teóricos previos para resolver un problema en la práctica.
Esta actividad nos hizo crecer y aprender tanto a lxs niñxs como a lxs docentes. Nosotros, entre otras cosas pudimos observar las ventajas y las contras de realizar este “trabajo” con lxs niñxs. Por el otro lado estoy seguro que cualquiera de ellxs recordará cómo es la cancha de minihandball, los detalles de las mismas y la función de cada una de las marcas que posee la cancha mucho mejor que si fuesen obligadxs a estudiarla de memoria.
Una vez finalizada la demarcación, al ingresar al gimnasio con los diferentes grados se escuchaba: “¡Guau!” “¡Que bueno!” Estas expresiones de asombro de todxs lxs niñxs fue muy gratificante. Le transmití a lxs chicxs de séptimo las diferentes expresiones de los grados más chicos.
Todos los docentes y niñxs involucrados nos sentimos muy satisfechos del resultado del proyecto. El equipo directivo, que también estaba muy satisfecho ya estaba planeando repetir el proyecto y dónde demarcar las canchas de otros deportes.